Por: Esther Colmenares / Coach de Vida y Deporte. Asesora de Equipos Deportivos. Instructora Fitness.
Un deporte tan hermoso como complejo.
El desarrollo de esta disciplina deportiva, dio sus inicios en siglo XVIII en toda Europa Occidental y poco a poco fue evolucionando hasta lo que conocemos hoy en día. Por aquellos años se trataba de movimientos rítmicos a los que se les fue añadiendo el componente de ballet, la danza expresiva, y la acrobacia. Doctores, bailarinas, coreógrafos, educadores, y músicos han estado involucrados en este proceso de desarrollo que lleva más de 200 años.
La primera vez que la gimnasia rítmica apareció como deporte de competición fue en la Unión Soviética en los años 40 y en diciembre de 1963 se celebró el primer Campeonato Mundial de Gimnasia Rítmica, entonces llamada aún gimnasia moderna. Pero ¿Qué es lo que ha hecho que su evolución haya sido tan cambiante? A diferencia del atletismo, que siempre será correr, y la natación que siempre será nadar, la rítmica ha transformado desde su estilo musical hasta el aspecto físico de las gimnastas.
En la búsqueda de la perfección constante, han surgido escuelas como la rusa, la búlgara, la ucraniana, la española, la bielorrusa, etc., con fuerte presencia y características destacables que han revolucionado e influenciado al mundo entero. Cada una con su toque especial, único, admirable, crean una gimnasia que ante los ojos de los que no conocen el deporte luce como la perfecta representación de lo imposible hecho posible.
Personalmente creo que una de las cosas que hace hermosa a la rítmica, es la diferencia de estilos, pasando por las polkas rusas, el flamenco español y hasta la samba de Brasil, cada país tiene la posibilidad de agregarle su toque cultural a su mágica receta para el éxito, y es importante rescatar y mantener esto y así, todo el rico despliegue cultural y técnico no se ve diluido en un solo estilo.
Detrás de todo este fenómeno, hay estudios, reglas, ensayos, errores, mejoras, más reglas, etc., que buscan hacer el deporte más interesante para los espectadores, y más funcional y seguro para las gimnastas, pero el componente más necesario, el que nunca debe faltar es el corazón, el amor, la pasión por este deporte. Con la rítmica “se sufre, pero se goza” y así lo vivimos tanto los que estamos dentro como fuera del deporte.
¿Qué puede ser más emocionante que ver 5 cintas en el aire, volando hermosas y largas para aterrizar en las manos de las gimnastas?, ¿O las clavas (mazas) en perfecta sincronía, pero en diferentes direcciones?, ¿La gimnasta que te hace sentir emocionado en la silla, en una historia romántica de un minuto y medio? ¡Nada! Lo que pasa detrás de cámaras, es otra historia, y eso es lo que hace a la rítmica tan deliciosamente misteriosa, compleja, única.
Por muchos años he visto como los de otras disciplinas deportivas nos miran, hablan de nosotros, “las locas de la gimnasia rítmica” dicen algunos, lo que pasa es que hay pasiones que no tienen explicación. Mi papá solía bromear conmigo y me decía “Tu lanzando y jugando con esa pelotica y ese arito” (¡muy orgulloso de mi, por supuesto!) pero que lejos me ha llevado este deporte, aún después de casi 10 años retirada, ¡Y eso que yo no llegue ni a un Mundial! Los que estamos en este mundo tenemos un “no sé qué” que nos hace, en mi humilde opinión, personas que reconocen la importancia del avanzar. Simplemente la determinación, disciplina, resiliencia que te enseña la rítmica.
Después de que el Aro sale del tapiz rodando lejos de tus manos, o la cinta se convierte un inmenso nudo, una se para, resuelve la situación, y con una sonrisa, sigue adelante… Como la vida misma, el show siempre, siempre debe que continuar.
¿Existe mejor manera de convertirse en luchador y ganador?
¿Misterio resuelto? Aún queda mucho por descubrir.
Vamos con TODO.
Esther Colmenares